Corresponsal de Paz

Narrativas para un mundo mejor

La solidaridad mexicana, un apoyo esencial en la travesía de la caravana migrante centroamericana

Más de 11.000 centroamericanos, principalmente familias, buscan refugio en Estados Unidos

El gobierno mexicano creó un programa que ofrece sustanciales beneficios a los desplazados, pero de muy difícil acceso

Donald Trump rechaza a los migrantes, ordenó desplegar a 5.600 soldados en la frontera con México

 

Más de 11.000 centroamericanos han cruzado la frontera sur de México entre octubre y noviembre de 2018 con una firme intención, llegar a Estados Unidos para solicitar refugio.

El éxodo, que avanza en caravanas, ha encontrado en los mexicanos un bastón de apoyo para sostener su travesía, en contraste con la pobre respuesta de las autoridades.

En su mayoría son familias enteras, incluyendo niños, mujeres embarazadas y ancianos, que huyen de una exposición sistemática a hechos violentos en sus países de origen, Honduras, Guatemala y El Salvador: asesinatos, secuestros y la extorsión de pandillas que reclutan a jóvenes por la fuerza y utilizan la violencia sexual para intimidar y controlar.

El llamado Triángulo Norte de Centroamérica es la región del mundo con el mayor número de muertes civiles asociadas a la violencia, solo con excepción de Siria, de acuerdo con la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito. Además, en Honduras y Guatemala más de 60% de la población vive en pobreza.

«Mataron a mi sobrino frente a mis ojos porque no pudimos pagar la extorsión que nos exigió una pandilla que nos acorraló cuando íbamos rumbo al trabajo», declaró un hombre de 68 años entrevistado por personal de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) durante su travesía por México.

A Mitzy, otro testimonio recogido, le exigían que su hija de 14 años se convirtiera en novia de un miembro de la pandilla: “Me amenazaban todo el tiempo en la calle, en las tiendas, en todas partes […] Conocían todos nuestros movimientos, nuestro horario de trabajo, sabían cuándo íbamos a la iglesia”, la mujer huyó de Honduras con su esposo y sus tres hijos.

 

La Caravana Migrante, un fenómeno que no es nuevo

Ni el desplazamiento forzado, ni la integración de caravanas para migrar son una novedad. Los centroamericanos llevan décadas huyendo hacia Estados Unidos a través de México, alrededor de 500.000 traspasan cada año la frontera para escapar de la pobreza y la violencia, según Acnur.

Lo que llama la atención en esta ocasión es que el éxodo se emprendió fuera de la clandestinidad, así como la fuerza de convocatoria que tuvo esa decisión, una peculiaridad que atrajo la atención de los medios de comunicación y colocó el asunto en la agenda pública internacional.

Más de 500.000 centroamericanos huyen cada año hacia Estados Unidos, esta vez decidieron hacerlo a la luz púbica | OIM / Rafael Rodríguez

Hasta noviembre han ingresado a México cuatro caravanas, la primera con siete mil personas, principalmente hondureños; la segunda con alrededor de 1.500 provenientes de los tres países; la tercera y la cuarta con 500 y dos mil salvadoreños, respectivamente.

La movilización que dio origen a la caravana inicial se hizo pública por primera vez el 7 de octubre de 2018, cuando el periodista hondureño Bartolo Fuentes informó en su página de Facebook de que “un grupo” de personas saldría hacia Estados Unidos, pero que, contrario a lo acostumbrado, esta vez lo harían de manera visible y mediática para llamar la atención sobre la crisis humanitaria que se vive en Honduras.

Varios medios de comunicación locales replicaron la noticia y miles de hondureños se unieron. “La espontaneidad con la que se acrecentó la caravana fue inesperada, pero no sorpresiva, ya que en Honduras la gente vive con las maletas hechas”, dijo el periodista. Esta primera caravana ingresó a México el 19 de octubre de 2018.

 

Solidaridad mexicana

Las caravanas se han sostenido en gran medida por la solidaridad de los mexicanos: grupos de ciudadanos, asociaciones religiosas, organizaciones civiles e instituciones gubernamentales se han movilizado para proveerles un techo, apoyo legal, alimentos, ropa, medicamentos, entre otros apoyos.

En Huixtla, Chiapas, uno de los primeros lugares del trayecto, la prensa internacional documentó cómo algunos de sus habitantes repartieron comida, agua, medicamentos o ropa a los integrantes de la primera caravana. Otros los invitaban a subir a sus vehículos para ayudarles con una parte del trayecto. En agradecimiento los centroamericanos vitoreaban “¡Viva México!”.

“Ha sido más difícil de lo que imaginé, especialmente para mi niño, por fortuna tenemos el apoyo de mucha gente que ha salido de sus casas para brindarnos una fruta, una torta, un vaso de agua. Eso no tiene precio. Y en caso de que lo tuviera, nosotros no podríamos pagarlo. Por eso nos sentimos afortunados”, dijo Josué, un hondureño que viaja con un menor y dejó a dos más en su país natal.

La solidaridad que la gente ha mostrado en México ha sido clave para que los desplazados logren su objetivo | EDH/ EFE

La escena se replicó en diversos puntos del país, desde Chiapas hasta la Ciudad de México, rutas del éxodo donde “la respuesta fue más bien por parte de la sociedad civil y de las defensorías institucionales”, enfatizó Jan Jarab, representante en México de la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.

“Falta respuesta adecuada y coordinada en términos humanitarios, lo que es muy preocupante porque hay centenas de niños en esta caravana migrante que sufren enfermedades, deshidratación y que están caminando en condiciones climáticas de sol muy fuerte”, subrayó Jarab.

Los primeros centroamericanos comenzaron a llegar a la capital del país a partir del 5 de noviembre, el lugar donde las autoridades gubernamentales han tenido un papel más activo.

La Secretaría de Desarrollo Social y las alcaldías montaron un albergue en el estadio Jesús Martínez “Palillo” donde han repartido hasta 4.800 raciones de alimentos diarios entre desayuno, comida y cena, así como atención médica.

Además, universidades y asociaciones religiosas como los Jesuitas están en campaña para recolectar alimentos enlatados, ropa, zapatos, medicamentos, mochilas y otros víveres para repartirlos entre los centroamericanos que pasen por el estadio Palillo, que al momento alberga a 2.600 desplazados, pero que desde principios de noviembre han recibido a más de seis mil.

“Como antropólogos somos conscientes de que todos somos migrantes y que nadie tiene derecho a cortarle el paso a otra persona. Todos los compañeros de la caravana, pero especialmente los hondureños, vienen huyendo de una guerra. Lo mínimo que podemos hacer es ayudarles en lo que podamos”, señaló Joel, un profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) que entregó víveres reunidos por catedráticos y alumnos en el estadio.

No obstante la extendida fraternidad de los mexicanos, el paso de la caravana por el país también ha generado expresiones xenófobas en las redes sociales. En Tijuana, ciudad que hace frontera con California, Estados Unidos, un grupo de vecinos inconformes con el arribo de centroamericanos recibió a los desplazados con insultos y algunos incluso los atacaron con piedras. Hasta el momento, parece haber sido el único incidente.

 

Autoridades mexicanas rebasadas por la crisis

Los desplazados forzados han puesto en aprietos la capacidad de respuesta del gobierno mexicano. En menos de un mes ha recibido 3.200 solicitudes de asilo, muchas más que en cualquier otro periodo del año.

La ardua tarea de procesarlas recae en los hombros de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) una entidad conformada por apenas 60 personas y un pobre presupuesto anual de 26 millones de pesos (poco más de un millón de dólares). “La cantidad de personas es mucho mayor de lo que el sistema de asilo y los albergues existentes pueden atender”, explicó Mark Manly, representante de Acnur en México.

Para hacer frente a la crisis el gobierno mexicano creó “Estas en tu casa” un programa que ofrece sustanciales beneficios a los desplazados, pero al cual es muy difícil acceder. El programa promete atención médica, acceso a educación básica para niños; identificación oficial temporal en tanto los centroamericanos regularizan su situación migratoria y acceso al Programa de Empleo Temporal; todo a cambio de dos requisitos: permanecer en los estados sureños de Oaxaca o Chiapas e iniciar la solicitud de refugio.

La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados trabaja con año y medio de solicitudes rezagadas, más de 12 mil 452 están pendientes de resolución. | Yadín Xolalpa, El Universal.

El detalle es que solicitar refugio en México es un proceso largo y tortuoso. Oficialmente el trámite debería tardar 45 días hábiles -alrededor de dos meses- más lo que dure la apelación en caso de necesitarla, pero en la práctica se extiende mucho más por la falta de capacidad operativa del gobierno.

Tan solo en 2018 la Comar trabaja con aproximadamente año y medio de solicitudes rezagadas. De las más de 14.500 registradas hasta agosto de 2018 según los datos más recientes, 86% o 12.452 están pendientes de resolución y solo 5% o 796 han resultado en aceptación del estatus de refugiado.

En México cientos de solicitantes desisten del proceso o lo abandonan, lo que implica una negación de facto a la protección porque lo hacen “como respuesta a los largos plazos de resolución y a la poca información que se proporciona a los interesados”, asegura la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

En 2018, más de 500 abandonaron el proceso, en 2017 lo hicieron el 70% de los solicitantes, es decir, 10.121 de 14.596. En México aún no existen mecanismos para evitar que los migrantes que solicitan refugio sean detenidos.

El éxodo de centroamericanos desplazados ocurre justo en un periodo de incertidumbre política para México, pues el 1 de diciembre de 2018 habrá una transición de gobierno.

 

Estados Unidos, bienvenida poco calurosa

A los miles de desplazados les espera una bienvenida poco calurosa en Estados Unidos. Actualmente hay 5.600 soldados desplegados en puntos estratégicos de Texas, Arizona y California, estados que hacen frontera con México y por donde es probable que lleguen los desplazados.

La orden explícita de la Casa Blanca ha sido desplegar tropas armadas y listas para el contacto directo con los migrantes bajo leyes de uso de la fuerza.

La Organización Internacional para las Migraciones afirma que la medida será “poco útil para disuadir a los inmigrantes”, mientras que funcionarios del Pentágono han señalado que el despliegue es un desperdicio de tiempo y recursos, según el diario estadounidense The New York Times.

En un intento por desincentivar la llegada de centroamericanos el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, realizó una orden ejecutiva para prohibir que durante 90 días -a partir del 9 de noviembre- se pudieran realizar solicitudes de asilo fuera de los puntos oficiales de cruce fronterizo con México, es decir, ningún migrante que hubiera entrado de forma ilegal al país podría tener acceso al asilo.

Ni la militarización de la frontera, ni el rechazo de Donald Trump han frenado las esperanzas de los desplazados por obtener refugio en Estados Unidos | Carlos Sebastián, nomada.gt

Sin embargo, el 20 de noviembre un juez federal dio revés al decreto y declaró inconstitucional la prohibición emitida por la Casa Blanca. Desafortunadamente para los desplazados, la postura del Presidente que gobierno el país donde sueñan obtener refugio es de contundente rechazo.

“Atrapar y liberar es un término obsoleto, ahora es atrapar y detener. Los inmigrantes ilegales que tratan de llegar a Estados Unidos y que muestran orgullosos las banderas de sus naciones mientras piden asilo, serán detenidos o rechazados. Los demócratas deben aprobar seguridad fronteriza y el muro, ahora”, escribió Trump en su cuenta de Twitter el 18 de noviembre de 2018.

El Presidente no ha cesado de criminalizar a los desplazados, los ha calificado de “invasores” y ha asegurado que entre ellos viajan personas de Medio Oriente, que hay manipulación y que reciben dinero como recompensa en cada escala que realizan; afirmaciones que han sido desmentidas por diversos medios de comunicación y organizaciones internacionales que les acompañan en el trayecto.

Sin embargo, Trump no ha hecho mención alguna sobre las aproximadamente 4,5 millones de armas de fuego no registradas o ilegales que circulan en Guatemala, Honduras y El Salvador provenientes en su mayoría de Estados Unidos, según la organización Sin Fronteras.

La ONU ha señalado que este es un buen momento para poner en marcha el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, un documento que busca gestionar los flujos migratorios a escala internacional de forma integral e indica como los países de destino, origen y tránsito pueden tratar mejor a los desplazados.

El Plan se acordó el 13 de julio de 2018 por todos los países integrantes de la organización excepto por Estados Unidos. Su adopción oficial se realizará a finales de 2018 durante una cumbre en Marruecos.

En tanto, centenas de migrantes de la primera caravana se encuentran varados en Tijuana, esperan al resto para reagruparse y definir el rumbo, pues al salir de la Ciudad de México se dispersaron ante la imposibilidad de trasladarse todos al mismo tiempo.

Se recuperan del cansancio, la deshidratación, el dolor muscular y otras enfermedades acumuladas a lo largo del trayecto por las largas caminatas y por dormir a la intemperie.

Su futuro como refugiados es incierto, pero ni las advertencias de Donald Trump, ni las dificultades en el camino han frenado su marcha y, con ella, sus esperanzas de cruzar la frontera en busca de una mejor vida.

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